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De un tiempo a esta parte, la avena se ha convertido en uno de los alimentos más saludables. No hay influencer healthy que se precie que no preconice las bondades de este cereal, ya sea en los desayunos o en cualquier otra receta dulce, convirtiendo los pecados nutricionales en bocados deliciosos y sanos.
Pero por mucho que se trate de un alimento muy saludable, si no sabes cómo consumirlo puede que te estés perdiendo lo mejor. Con la avena en concreto, hay un hábito que es esencial para absorber bien todos sus nutrientes y es igual de fácil que de importante. Estamos hablando de remojarla antes de comerla, algo que no todo el mundo hace.
Por qué es importante remojar la avena antes de comerla
Remojar la avena es importante para mejora su digestión, pero también para que sus nutrientes se absorban mejor. Este cereal contiene ácido fítico, que dificulta la absorción de minerales esenciales como hierro, zinc y calcio en el intestino. Al remojar la avena, se activa una enzima llamada fitasa que descompone el ácido fítico, por lo que puedes aprovechar mejor los beneficios de estos nutrientes.
Pero es que además remojar la avena ayuda a suavizarla, lo que facilita su digestión y disminuye la posibilidad de molestias gastrointestinales, sobre todo en aquellas personas a las que no les sienta demasiado bien la fibra soluble. Además, si no te gusta especialmente su sabor, al remojarla tendrá un sabor más suave y una textura más agradable.
La avena es uno de los mejores ingredient3es para tomar durante el desayuno
Foto de Tara Winstead en Pexels.
Pero no creas que vale con hacerlo poco antes de consumirlo. Lo ideal sería remojar la avena en agua o leche durante 6 u 8 horas, con la posibilidad de añadirle otros ingredientes como zumo de limón o yogur para descomponer el ácido fítico todavía más. No, no le añadirá beneficios nuevos a la avena, pero logrará que aproveches mejor los que ya tiene.
Otros errores que se cometen al comer avena
1. No elegir la avena adecuada: como hemos dicho al comienzo de este artículo, la avena se ha puesto de moda, lo que ha hecho que los supermercados se llenen de variedades, no todas igual de saludables. Lo mejor es que escojas copos de avena integral sin procesar, por lo que deberás estar atenta a los ingredientes, para que no contenga azúcar o saborizantes artificiales.
2. Combinarla mal: la avena es muy saludable, pero si la mezclas con azúcar, miel, siropes, mantequilla, chocolate con leche… lo que podría ser un desayuno saludable se convierte en una bomba de calorías. Un buen porridge admite un poco de miel o de chocolate del 85%, pero lo mejor es combinarlo con avena y fruta para que el dulzor sea lo más natural posible.
3. Olvidarte de la proteína: como ya hemos dicho en otras ocasiones, uno de los nutrientes más olvidados en el desayuno es la proteína, lo que puede hacer que sientas hambre poco tiempo después de desayunar. Por ello, se recomienda combinar la avena con fuertes de proteínas como el yogur natural o los frutos secos.
4. Cocerla demasiado: cocinar la avena en exceso para hacer un porridge puede hacer que pierda parte de su textura, sabor y nutrientes sensibles al calor. Además, también tienes que tener en cuenta la cantidad de líquido empleado en su cocción, ya que si te pasas, sus nutrientes se diluyen.