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El estreno de ‘F1: La película’ (Joseph Kosinski, 2025) abre la temporada de blockbusters veraniegos a lo grande. La presencia de Jerry Bruckheimer en la producción asegura un espectáculo trepidante, pero sin duda habrá sido también el elemento responsable de elegir la ficción por delante del realismo cada vez que la trama se acercase al verdadero mundo de la Fórmula 1.
“Una colección de virguerías visuales que reinventa la relación del cine con el asfalto”, apunta nuestra crítica de ‘F1: La película’. “El director aprovecha la ficción para sacar partido a la costosa, compleja y tecnológica producción, dejándose llevar por la fantasía de los estereotipos marca del productor”.
Nuestra limitado conocimiento del tema se lo debemos, claro, al cine. Dentro de la ficción, clásicos como ‘Grand Prix’ (John Frankenheimer, 1966), ‘Las veinticuatro horas de Le Mans’ (Lee H. Katzin, 1971), y casi-clásicos como ‘Días de trueno’ (Tony Scott, 1990), nos han acercado a la velocidad sobre ruedas. El cine contemporáneo nos ha regalado títulos imprescindibles como ‘Cars’ (John Lasseter, 2006), ‘Speed Racer’ (Lilly Wachowski, Lana Wachowski, 2008), ‘Rush’ (Ron Howard, 2013), ‘Cars 3’ (Brian Fee, 2017) y ‘Le Mans ’66’ (James Mangold, 2019), pero para intentar comprender realmente lo que se vive dentro del cockpit de un Fórmula 1 nada como revisar la espectacular ‘Senna’ (Asif Kapadia, 2010), documental que puedes disfrutar en el catálogo de películas de Netflix.
Actualmente, y tras la triste despedida de Jeremy Clarkson, Richard Hammond y James May tras años de aventuras en ‘Top Gear’ y ‘The Grand Tour’ (disponibles en Prime Video), solo nos quedaba el consuelo de ‘Fórmula 1: La emoción de un Grand Prix’, la serie documental de Netflix que, desde 2019, repasa cada temporada de competición y nos permite conocer los diferentes culebrones que ocurren tras bastidores entre pilotos y escuderías.
Conscientes de lo lejos que estamos de comprender hasta qué punto ‘F1: La película’ nos acerca o no a la competición real, nos ponemos en contacto con Sergio Martínez, redactor de Car and Driver experto en Fórmula 1 especializado en el mundo de las carreras y la competición a motor, para que nos cuente de primera mano qué opina de la película un auténtico connaisseur del medio.
¿Es mejor ser fanático de la Fórmula 1 para disfrutar de ‘F1: La película’ o puede ser un problema?
Sergio Martínez: Es un tema sobre el que debatimos mucho. Los aficionados somos los que más esperamos este tipo de películas y luego los más fervientes críticos. Nos cuesta mucho tolerar la separación entre realidad y cine y las licencias que éste se puede tomar, y somos verdaderas máquinas de detectar fallos, situaciones que jamás serían como se describen y que como era de esperar, están presentes en esta película. De hecho, no me extraña que ir a verla con un experto pueda llegar a ser insoportable. Pero no todo son pegas. Disfrutamos de una manera que ni siquiera podemos explicar cuando vemos a los nuestros compartiendo espacio con Brad Pitt, cuando hacen referencias que solo nosotros entendemos o cuando la película está en un Gran Premio y tú detectas perfectamente en que carrera real se han inspirado.
¿Refleja fielmente el mundo de la Fórmula 1, tal como se vive dentro del paddock o la exageración dentro de su ficción es protagonista?
SM: Sinceramente, en ese aspecto diría que han hecho un gran trabajo. Tiene suficientes guiños sobre cómo es un fin de semana de F1 desde dentro, pero sin necesidad de ser copia exacta, entre otras cosas, porque no aporta nada. De hecho, el rodaje ha sido tan largo porque han usado público real en mitad de carreras reales. Difícil ser más fidedigno. Sí que recuerdo ciertas situaciones en las que pensé “hombre… eso lo habría sabido antes, no ahí”, pero de nuevo, es cine.
¿Qué te ha parecido la recreación de las carreras y la acción en pista? ¿Se ha conseguido transmitir la velocidad y el riesgo real de este deporte?
SM: Sin duda alguna. La cabeza pensante detrás de todo esto sabía perfectamente lo que hacía, y digamos que todas las acciones al límite con alguna excepción estaban inspiradas en acontecimientos de los últimos años. Fabricaron unos vehículos reales y salieron a rodar… ¡y hasta accidentaron uno a propósito! Así que difícil esforzarse más. Y la integración digital con los, llamémosle F1 reales, es casi perfecta. Solo podría haber sido mejorable si la posición de las cámaras ‘onboard’ hubiera coincidido con la que vemos cada fin de semana, pero claro, el tamaño de las cámaras IMAX es el que es, así que ahí si se nota una diferencia porque además, al estar tan alta, hace que parezca que el monoplaza es más pequeño de lo que es. Pero nada a lo que no te acostumbres rápidamente.
En cuanto a las estrategias de equipo que vemos en la película, ¿hasta qué punto son realistas?
SM: Es la parte en la que más ‘rasca’ la película. Las estrategias que hacen, digamos que son las que se le ocurren a alguien que no ve mucha F1 y que no conoce la larga lista de razones por las que no son viables. También tratan al resto de equipos como si fuera una Inteligencia Artificial de videojuego que no va a reaccionar ante tus movimientos. Pero claro… de otra forma, no sería posible que se dieran las situaciones que se dan.
¿Se han recreado situaciones reales vividas en Grandes Premios? ¿Cuales son las más similares a momentos históricos?
SM: Las hay, y es bastante divertido tratar de detectarlas. Una que se me hizo muy evidente fue por ejemplo el Gran Premio de Italia de 2020, donde una bandera roja cerca del final arrojó unos resultados del todo inesperados. Y hay otra aún más grande que prefiero no decir para que el espectador la disfrute tanto como lo hice yo cuando lo vi venir.
Hay multitud de guiños, cameos y referencias a pilotos y escuderías, ¿cuáles disfrutarán más los que conozcan el mundillo? Recuerda que vimos juntos la película y te oí reír cuando apareció Guenther Steiner…
SM: Culpable. Fue muy divertido ver a Steiner quejarse a otro jefe de equipo de la ‘pirula’ que le acababa de hacer Brad Pitt. Es un cruce de dos mundos que no te habías imaginado nunca. Es una carrera ficticia que ocurre dentro de toda una carrera que fue real y con pilotos y jefes de equipo reales actuando como si fuese lo suyo. Fue muy emocionante ver a los dos protagonistas caminando entre pilotos en lo que es la ceremonia del himno antes de la carrera, a Fernando Alonso felicitando. También aparece algún “amigo” de la prensa británica que te despierta el sentimiento contrario de “no, hombre… tú aquí también no, por favor”. Otra parte interesante es el ‘mix’ que han hecho a la hora de crear las instalaciones del equipo. Han cogido la fábrica de uno, que sin duda es lo más identificable, el túnel de viento de otro, y el simulador de otro. Aquí reto al espectador a tratar de adivinarlos.
Si comparamos ‘F1: La película’ con otras producciones recientes, como ‘Rush’ y ‘Le Mans ‘66’, ¿cuáles son sus puntos fuertes y débiles? ¿Con cuál te quedas?
SM: Tanto ‘Rush’ como ‘Le Mans ‘66’ son a mi juicio grandísimas películas, con la pega de que están basadas en acontecimientos históricos y por lo tanto, si eres del mundillo, sabes qué va a ocurrir a cada momento. Ahí es dónde gana esta película que juega con la ventaja de ser ficción. Por otro lado, al aficionado se le hace la boca agua con las imágenes de vehículos históricos, y de eso aquí no hay nada. Me gustaría poder volver a ver esta película antes de darte una respuesta y ver si la presencia de los pilotos reales acaba venciendo a mi predilección por Christian Bale y sobre todo el grandísimo trabajo de doblaje que hace Claudio Serrano que se adapta a ‘Le Mans ‘66’ como un guante.
¿Aporta algo nuevo a la narrativa del automovilismo en el cine? ¿Puede hacer que se enganche nuevo público a la Fórmula 1?
SM: Volvería a recalcar lo de hacer una carrera ficticia dentro de lo que fue una carrera real, que para mí quizás ha sido lo más impresionante y que no me quiero ni imaginar la cantidad de papeleo que habrá requerido el llevarlo a cabo. No tengo ninguna duda de que otros campeonatos van a intentar emularlo, incluso no solo de motor. En cuanto a lo de atraer nuevo público, sí creo que puede invitar a gente a darle una oportunidad a la F1, aunque en ese sentido, el ganador indiscutible sigue siendo ‘F1 Drive to Survive’.
¿Qué aspectos de la Fórmula 1 crees que siguen sin mostrarse en el cine y te gustaría ver en el futuro?
SM: Diría que lo que se ha quedado fuera es porque no hay forma de hacerlo vendible en un formato película. La película roza el tema político pero solo en decisiones internas del propio equipo. Me hubiera gustado ver esas luchas pero contra el resto de equipos o con quien pone las sanciones.
Si pudieses haber asesorado al director, ¿qué le habrías recomendado cambiar o mejorar?
SM: Pensándolo fríamente, quizás la película pierde la oportunidad de mostrar el viaje del aficionado de Fórmula 1. Vemos a pilotos que crecen durante la película, cómo el propio equipo se va haciendo mayor, pero no vemos evolucionar al público, cómo piloto y equipo se van ganando tanto el cariño como el odio de la afición. Personalmente, lo hubiera preferido a la historia de amor que cumple absolutamente todos los clichés existentes. Y si optas por esto último, al menos ve a lo ‘hardcore’, algo que la película amaga con hacer, pero luego no profundiza.
¿Crees que, en definitiva, Brad Pitt va como un pepino?
SM: La pregunta es… ¿Reconocerá Brad Pitt que el 80% de su personaje parece coincidir con Fernando Alonso?
Ricardo Rosado es crítico de cine, periodista cultural, experto en comedia norteamericana, películas de terror de cualquier tipo y todo lo que ocurra entre géneros y formatos. Criado entre películas de Steven Spielberg, y malcriado desde que se topó con David Lynch, lleva una década escribiendo sobre el arte que consume.
En FOTOGRAMAS le leerás comentando los últimos estrenos en salas, fomentando la paz entre fans de Marvel y DC, repasando todas las novedades de Star Wars o sumergido en las profundidades de los catálogos de Netflix, HBO Max, Prime Video y Filmin. También le gusta hacer galerías y rankings de películas y series, pero nadie se fía demasiado de su criterio.
Tras estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid, creó un blog de reseñas cinematográficas con la esperanza de acudir gratis a festivales de cine y pases de prensa. Ahora, tras siete años escribiendo en FOTOGRAMAS sobre los últimos estrenos en salas, las series del momento y cualquier contenido disponible en los diferentes canales de streaming, sigue pensando que mereció la pena.
Frontman de dos vergonzantes proyectos musicales, director de diversos videoclips de bandas de heavy metal madrileñas y autor de no pocos cortometrajes escondidos en la red de redes, es el editor y uno de los orgullosos contertulios del podcast cultural ‘Los de al lado de Pumares’, espacio que le ha permitido participar como colaborador en otros formatos de radio como ‘Estamos de cine’ (Castilla-La Mancha Media) y ‘El faro’ (Cadena SER), además de haberle convertido en una de las voces principales de los vídeos de FOTOGRAMAS.
