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Los países tienen un montón de leyes y lo normal es que algunas se vayan quedando antiguas a medida que pasa el tiempo. Lo estamos viendo con la explosión de las IAs generativas, que afectan a legislaciones que tienen que ver con la creación artística, los derechos de explotación o más cuestiones. Sin embargo, en esta ocasión me refiero más a esas leyes vestigiales, que tienen que ver con un pasado que nada tiene que ver con el conocimiento científico de la actualidad.
Ese es el caso de Chesapeake en Virginia (USA), que impide a los mayores de 12 salir a pedir caramelos en Halloween sin un niño, o de la zona sur de Australia, donde hay multas de hasta 10.000 dólares por hacerte el gracioso y hablar en medio de una boda para oponerte a ella. Pero la más extrema posiblemente sea la que tiene la República Argentina, y que tenía que ver con brujas y hombres lobo.
La Ley 20.843 de padrinazgo presidencial se creó en el 28 de septiembre de 1974 y afecta al séptimo hijo barón o séptima hija mujer de una pareja en el territorio argentino. El Presidente o Presidenta de la República pasa a ser una especie de padrino honorífico de la criatura durante su bautizo, llegando a entregarse una medalla de oro conmemorativa y enviar un representante de la presidencia al evento.
Ley de padrinazgo presidencial argentina.
Aunque en la ley no lo especifica, esto nace por una tradición exportada desde Rusia por inmigrantes llegados a Argentina a principios del siglo XX. Durante la Rusia zarista de Catalina la grande, el padrinazgo imperial existía en base a la creencia de que los séptimos hijos barones o mujeres de los matrimonios estaban predispuestos a ser hombres lobo o brujas, respectivamente. Se creía que ese padrinazgo imperial daba protección mágica y beneficiaba a la criatura, también de forma práctica y no fantástica, porque eso hacía que los niños no fueran abandonados.
El matrimonio de alemanes del Volga (alemanes culturalmente, pero con tradiciones rusas) integrado por Apolonia Holmann y Enrique Brost tuvo en 1907 a su hijo José Brost, su séptimo hijo barón, y mandan una carta al entonces Presidente José Figueroa para que lo apadrinara. En aquel momento la tradición se forma y además incluye una beca para la formación y alimentación del pequeño. En la actualidad, y más allá de la medalla, esta Ley no genera derechos ni beneficios para el pequeño.
Milei, el actual presidente de la República Argentina, en su afán desregulatorio, lleva un tiempo queriendo eliminar unas cuantas leyes, entre las que está esta Ley de padrinazgo presidencial. Habrá que ver qué hace el país cuando una legión de brujas y hombres lobo siembre el terror.
Foto de portada de la película Silver Bullet (1985)
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